La industria alimentaria y el azúcar: ¿por qué nos hace adictos y nos sienta mal?

Una alimentación saludable supone un gran reto. Hay que enfrentarse a muchos enemigos: la falta de voluntad, la publicidad y los malos hábitos. Además, a menudo los datos que aparecen en los envases son muy difíciles de leer o son intencionalmente confusos (como en los datos por ración).

Mucho azúcar esparcido por encima de la mesa

Una alimentación saludable supone un gran reto. Hay que enfrentarse a muchos enemigos: la falta de voluntad, la publicidad y los malos hábitos. Además, a menudo los datos que aparecen en los envases son muy difíciles de leer o son intencionalmente confusos (como en los datos por ración).

Aquí abordaré la cuestión del azúcar oculto, el café malo y las personas con sobrepeso.

Azúcar en el café

En este artículo hablo del azúcar refinado. Ya escribí un artículo sobre la mezcla que realizan algunos fabricantes de café y maltodextrina/caramelo (próximamente en español). Este tipo de mezclas no es fácil de detectar y ocultan hasta un 12 % de maltodextrina (en lo que aparenta ser café molido puro). ¡Una auténtica vergüenza!

La mala industria alimentaria

Uno de mis temas favoritos es la práctica de la infame industria alimentaria. En cuanto empiezo a mirar las tablas de valores nutricionales de «alimentos procesados de supermercado» me pongo malo.

A casi todos los productos se les añade azúcar. Cuesta poco, no tiene impuestos adicionales y maquilla también la baja calidad. Así que para dentro: un 10 % o incluso un 60 %, ¡¿por qué no?!

Añadiendo azúcar al café

Yo mismo, desde hace unos 2 años, intento consumir menos azúcar refinado, lo que se traduce en que apenas compro alimentos procesados.

En lo que respecta al café, siempre me he considerado un purista y decía cosas como: «¿me preguntas también cuando bebo vino tinto si quiero azúcar?». Si tomo un buen café (y puedo afirmar que solo tomo buen café) y le añado azúcar, ya no consigo saborear ninguno de sus espectaculares aromas.

El horror del capuchino instantáneo

Por supuesto, aún peores son todos esos productos de «café» instantáneos (aunque realmente no tengan mucho que ver con el café).

Mi familia también está entre las «víctimas»: una vez que visité a mi abuela descubrí un capuchino instantáneo con la etiqueta «con menos azúcar». Inmediatamente pensé: «va, seguramente todavía tendrá un 20 % de azúcar…» ¡Tenía más de un 50 %! Es increíble.

El resto de ingredientes que aparecen en las listas de estos productos pertenecen también a la colección de la casa de los horrores.

Por ejemplo, el capuchino de Jacobs (uno de los cafés de supermercado más populares de Alemania) contiene: azúcar, sirope de glucosa, aceite de coco (totalmente endurecido), café molido soluble (9,8 %), productos de suero (de leche), maltodextrina, leche desnatada en polvo, estabilizadores (E340, E1450), aroma, antiaglomerante (E551).

Incluso la prestigiosa revista farmacéutica alemana Apothekenumschau (disponible solo en alemán) nos advierte de que en estos productos puede esconderse hasta un 60 % de azúcar.

Yo lo veo como puro veneno (por desgracia, mi abuela no lo ve así).

52 % de personas con sobrepeso

Una de las posturas más importantes de la Asociación Federal de la Industria Alemana de Confitería es: «Es muy urgente que se fortalezca la competitividad internacional de los usuarios de azúcar. Aquí la cuestión clave es la bajada de los aranceles de importación para el azúcar».

¡Vaya asociación más repugnante! Me pregunto si también representan a los productores de capuchino instantáneo. Sea lo que fuere, cada vez hay más niños y adultos con sobrepeso o incluso obesidad.

Según la encuesta de la Oficina Federal de Estadística de Alemania —el denominado microcenso (una encuesta representativa realizada a 370 000 hogares particulares)—, en el año 2013 un 52 % de la población adulta (62 % hombres y 43 % mujeres) tenía sobrepeso en Alemania.

Yo no soy quién para exigir a nadie que tenga el cuerpo ideal según los estándares actuales, y seguro que un poco de sobrepeso no tiene por qué ser perjudicial para la salud.

No obstante, a medida que el sobrepeso es mayor, se incrementan enormemente las posibilidades de padecer alguna enfermedad cardiovascular o diabetes de tipo 2, y esas cifras nos tienen que hacer recapacitar.

Está claro que siempre habrá expertos que temerán toda su vida a los islamistas o al Ébola, pero que morirán de un ataque al corazón.

Hasta la Organización Mundial de la Salud recomienda no consumir más de 25-30 g de azúcar al día, y esas cifras se alcanzan bastante rápido.

Espero que te haya gustado el artículo. Me encantaría que me dejaras comentarios sobre auténticas bombas de azúcar que hayas visto por ahí o en las que hayas caído.

Créditos de las imágenes: istockphoto.com/yelet, istockphoto.com/beichonok

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